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ex-meridianocero

RoNDO VeNeCiaNo

RoNDO   VeNeCiaNo


Un crucero es quedarse con un cachito de tierra a lo largo del mar. Este Rondo Veneciano se desliza sobre el mar y parte de Venecia a Dubrovnik (Croacia), Corfú, pasa por cerca de Olimpia, Heraclion (Creta), Santorini y ‘aterriza’ en Atenas, lugar que puede ser el principio del recorrido en sentido contrario hacia Venecia. Al llegar salimos al fin, la vuelta a la realidad laboral y rutina, pero mientras, nada tan bueno como un cóctel de historia, descanso, placer y cultura.
Me llamó la atención en Venecia la altura del nivel del agua, estaba muy por encima de los islotes produciendo en cosa de unas pocas horas graves inundaciones. Da tiempo a saborear los canales ante los escaparates coloridos y saber lo que es una ciudad nunca anteriormente vista por mi y pasada por agua, pero con una belleza distintiva, formada por carreteras de salitre y no de asfalto, autobuses que son barcos, y una interacción de uña con carne del mar sobre la tierra. No tienen desperdicio estas ciudades en las que atraca este barco, y mejor si navegas escuchando la música de los dieciocho CD-ROM llamados ‘Rondo Veneciano' y que se pueden conseguir en el Emule. Después de abandonar la ciudad mojada por el mar llegamos a Dubrovnic, me imaginaba las balas que atravesaban las calles buscando un lugar donde asentarse, o rebotaban sobre las pulidas paredes y suelo dejando su marca sobre pasado, la guerra. Paseamos sobre la historia observando la muralla Medieval, y analizando la armonía que ejerce el Adriático sobre las mujeres tejedoras de hermosos manteles. Al día siguiente después de ver amanecer y antes de que el sol se esconda llegamos a puerto, concretamente a la isla de Corfú, exuberante y fértil de olivares, viñedos y huertos. Corfú a parte de ser lamida por el mar esta destrozada por la erosión de la ola turística, es paraíso de falsificación y mezcla de culturas, es la mítica isla de los feacios y en donde Ulises y Nausicaa se conocen. Después de esta llegamos a la Grecia continental, en el Peloponeso occidental encontramos el santuario más antiguo y célebre de Grecia: Olimpia, tesoro de deportes, con su estadio, el altar de Zeus, Hipódromos, el Baño y la Piscina, Gimnasio etc, y después la visita al museo con sus estatuillas de bronce, frontones del templo de Zeus, divinidades, cabezas de mármol sin cuerpo etc, todo fruto de una atracción de atletas y espectadores para formar parte en los juegos celebrados cada cuatro años desde el 776 a C. Al día siguiente en Creta, da tiempo de visitar el Gran Palacio, visitamos Cnossos, un yacimiento arqueológico a cinco kilómetros de Heraclion y construido alrededor del año 1900 sobre los vestigios de una aldea neolítica, destruido, sustituido, dañado por terremotos, volcanes y guerras, y restaurado de nuevo con un uso masivo de cemento, no me extraña que en tal laberinto no sea capaz de encontrar al minotauro. Por la tarde visitamos la ciudad moderna de Heraclion, con su puerto antiguo, murallas y sus nueve bastiones (7+2), y nada mejor que tomarse en una terraza el famoso Nescafé Frappe o algo así, realmente rico. De vuelta al barco para descansar y pegarse un bañito en la piscina, entre Creta y Santorini echo mi botella al mar y si la encuentra alguien que me lo diga. Desde lo lejos del amanecer se ve una mancha rojiza, no es marte, aunque viste un vestido de color rojo y varias cabezas de color blanco, estas son Thira y Oia, deslumbrantes y encajadas sobre el inundado cráter volcánico. La profundidad de las aguas debe ser bastante grande debido a que el barco atraca muy cerca de tierra, al lado de una mina. Nos trasladan en lanchas hasta el puerto donde a medida que vamos llegando a mi olfato le llega el olor a burro, que da un aire más natural a la isla. Hay tres maneras de subir, en burro por la muralla(lo más bonito, aunque bastante costoso para el animal), en teleférico o a pie(que preparate!!). Nos bañamos a media mañana en una playa salvaje y, totalmente solos, el agua está buenísima, ni fría ni caliente pero sobre todo refrescante y cristalina, fue un verdadero placer del otoño. A esta isla vuelvo fijo, pero esta vez con tiempo, y así poder degustar más intensamente el ambiente de callejuelas de piedra, iglesias blancas con cúpula de mar, las gentes, que por cierto los Griegos me han dado muy buena impresión. Después de pasada la noche llegamos a Atenas, no tan patético como dicen. Aquí a diferencia de Italia se cuida más lo que se tiene y la Acrópolis está en constante reforma. Anduvimos por la calle de las cafeterías y nos tomamos una hamburguesa que por una vez me supo a gloria, luego volvimos al aeropuerto dando un paseo en autobús por la inmensa ciudad, y como he dicho muy pronto llegó la vuelta a la realidad. Hoy espero que los días pasen rápido, tomemos las copas de champán y llegue le verano, para el año que viene pegarme otro viaje a no se donde, supongo yo que rumbo a cualquier lugar que me deje descansar.



En el Emule podéis conseguir el video fotográfico que he hecho del viaje, ahí va:



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